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lunes, 14 de mayo de 2018

“GUACHO” PUSO EN JAQUE AL GOBIERNO


Por Edison Pérez

Foto tomada de la Web

Sin duda que los actos criminales atribuidos a “Guacho” son repudiables y dejan una sensación de miedo, zozobra, impotencia e indefensión en la ciudadanía. Y no es para menos, en cinco meses la “tranquilidad” del país se vio alterada por varios hechos violentos: en enero, 28 personas quedaron heridas cuando explotó un coche bomba en San Lorenzo; en marzo, cuatro soldados murieron en la parroquia de Mataje por otra detonación y en abril, el asesinato de tres periodistas y el secuestro de dos ciudadanos ecuatorianos que todavía permanecen en manos del denominado “Frente Oliver Sinisterra”.

A esto hay que sumarle la pobre y desarticulada respuesta del Gobierno. Tanto en materia diplomática, política, militar y comunicacional. En la primera, el gobierno no fue capaz de exigir a su par colombiano acciones concretas e inmediatas para buscar una salida al problema. En lo segundo no logró aglutinar el respaldo político al interior del país porque el tibio y confuso manejo de la crisis mostró su inoperancia e improvisación. La estrategia militar nunca llegó ni se concretó, no obstante hubo una movilización militar mediatizada cuando todos nos enteramos del fatal desenlace de los tres trabajadores de la comunicación, ni siquiera el Consejo de Seguridad ad hoc o el Comité de crisis logró emitir un mensaje de tranquilidad y seguridad a la sociedad. Y en el tema comunicacional si perdieron el año de principio a fin.

No fueron capaces de ponerse de acuerdo en el mensaje que se iba a transmitir a la ciudadanía a través de las ruedas de prensa que, por cierto, carecieron de una estructura discursiva apegada a la realidad. Cinco hechos concretos y nefastos demuestran la pérdida de año en esta materia: El primer hecho se da cuando Colombia confirmó que habían tres periodistas ecuatorianos secuestrados, los hoy ex ministros de Estado se vieron obligados a corroborar lo que todos ya nos habíamos enterado gracias a la prensa colombiana. El segundo hecho es cuando los medios del vecino país difundieron un video en el que aparecían los tres periodistas encadenados pidiendo al gobierno del Ecuador que acojan las demandas de “Guacho” para que ellos puedan regresar con vida a su país. En estos dos primeros momentos el gobierno perdió el tiempo dedicándose a desmentir o confirmar lo que circulaba en medios colombianos o en redes sociales descuidando una de las prioridades: establecer una estrategia de comunicación para tratar el tema.  

Foto tomada de la Web

En el tercer hecho el ex Ministro del Interior en los primeros días aseguraba que estaban negociando con los secuestradores, días después dijo que no había negociaciones. Este tipo de contradicciones develan la falta de una estrategia comunicacional. El cuarto hecho se evidencia cuando empezó a circular el rumor de que los periodistas habían sido asesinados y las redes sociales se inundaron con fotos desgarradoras que evidenciaban el atroz asesinato de Paúl, Javier y Efraín. En una deschavetada rueda de prensa el nervioso y descompuesto ex Ministro del Interior anunciaba que no se podía verificar la autenticidad de las fotografías, sin embargo, minutos después, en la misma malhadada rueda de prensa, el coronel Fausto Olivo, coordinador de criminalística del Servicio de Medicina Legal y Ciencias Forenses contradecía las desatinadas declaraciones del ex Ministro Navas. Ni siquiera en este delicado momento fueron capaces de coordinar el mensaje que darían a los familiares y ciudadanos a través de los medios.

El quinto y el más lamentable hecho se da cuando el presidente Moreno, a su regreso de Perú, en otra improvisada rueda de prensa hizo una de las más nefastas declaraciones. Un discurso lastimero, lleno de sinsabores y lugares comunes, sin información concreta sobre los secuestrados, repetición de lo que el asustado Navas había declarado en el ECU 911 horas antes e imponiendo un absurdo plazo de 12 horas a alias “Guacho” para que entregue pruebas de vida de los periodistas. Es triste y lamentable, pero cierto, el secretario de comunicación, Andrés Michelena, que viajaba junto a Moreno y los familiares de los periodistas en el avión presidencial, no fue capaz de redactar tres párrafos para que leyera el Presidente y le ahorre ese bochornoso episodio mediático. Pero ahí no termina esta quinta evidencia de la pérdida de año en materia de comunicación. No contento con el plazo de 12 horas, Moreno al día siguiente, el viernes 13 de abril, después de confirmar lo que ya había anunciado el presidente colombiano Juan Manuel Santos, el asesinato de los periodistas ecuatorianos, le puso un plazo de 10 días a “Guacho” para que se entregue y el mismo plazo a sus ministros para que lo capturen vivo o muerto. Como era de esperarse, ninguno de los plazos impuestos tuvo resultados. Es decir, los plazos de Moreno fueron un fracaso total así como el manejo comunicacional en tiempos de crisis.