Por: El Druida
Foto tomada de la web |
El solo anuncio del
regreso del expresidente Rafael Correa al Ecuador, hoy viernes 24 de noviembre,
ha ocasionado disímiles reacciones en el
tan ajetreado escenario político local.
Los ahora alineados al régimen de Lenín Moreno, en ciertos casos,
se muestran cautos. Otros más radicales, llevados por sus odios y viejos
rencores han llegado incluso a pedir la cárcel para el exmandatario apenas
descienda del avión. Mientras, en la otra orilla, están muchas personas que todavía
lo respaldan y creen en su palabra, no por ser Correa un “caudillo”, como lo
llaman sus acérrimos enemigos políticos, sino porque abandera un proyecto
político histórico y transformador, que está en la obligación de reinventarse, a
pesar de lo que diga el mismo Moreno, la prensa mercantilista, las élites y los
partidos políticos.
Pues sí, este proyecto político debe reinventarse pero sin
perder la brújula que lo consolidó como la primera fuerza política durante
tanto tiempo, lejos de los intereses individualistas y de las rencillas de sus
dirigentes.
Foto tomada de la web |
La ruptura entre los ‘correístas’ y ‘morenistas’ es
evidente. Si el actual Presidente ya no cree en este movimiento político y lo
hecho por el anterior Gobierno, sería mejor que deje las filas de Alianza PAÍS
y pase a liderar el movimiento Democracia Sí junto a su amigo Gustavo Larrea. Con
él también podrían marcharse en libertad los integrantes de su gabinete, sus
asambleístas afines y sus partidarios. Así todos viviríamos en paz, esa paz que
Moreno tanto promulga.
Tras siete meses de gestión, ya es hora de que el presidente
en funciones se dedique a trabajar por el país y deje de echar la culpa de
todos los males a la administración anterior: en los primeros meses de su gestión,
podríamos decir, que era una actitud entendible e incluso justificable; pero a
casi un año, ese discurso ya empieza a rayar en la inoperancia y la
mediocridad.
Correa, por su parte, viene con la primera intención de retomar
el control de PAÍS, de lo mucho o lo poco que queda, e impulsar una nueva
Asamblea Constituyente, incluso no descarta la creación de un nuevo movimiento
político, si las cosas no salen como las piensa.
No cabe duda que el principal escollo que debe superar este
movimiento político tiene que ver con los casos de corrupción que al momento están siendo judicializados. Para ello es
necesario que el ala afín a Correa retome ese discurso ‘anticorrupción’
cooptado por las élites y el régimen de Moreno. ¿O acaso en los 10 años del gobierno
de Correa no se luchó contra corrupción? Si no es así, ¿en qué régimen fueron denunciados, como ejemplos, los casos del Ministro de Deportes, el caso
Duzac o el de la asambleista Esperanza Galván?.
Tanto en la oposición como en el Gobierno de Moreno creen
que la presencia del expresidente Correa solo tiene el propósito de incendiar
(léase desestabilizar) al país. No obstante, es necesario que sea él quien de
manera objetiva se empape de los procesos judiciales, aterrice en la realidad, y
sea él quien desvirtúe (o no) cada uno de estos argumentos. No cabe duda que
está en juego su capital político y su credibilidad ante la nación. Lo cierto
es que esas élites, las mismas que ahora apoyan al gobierno de Moreno, aunque
no hayan votado por él, no se van a arriesgar a que se fortalezca la figura
política de Correa en ningún caso, por eso impulsan la Consulta Popular y el sí
a la posibilidad de eliminar la reelección indefinida.
Es necesario que el exmandatario retorne al país, no solo
porque el derecho lo asiste, sino por una responsabilidad ética con la historia
y con la Patria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario