viernes, 16 de diciembre de 2011
UNA RENUNCIA MUY PARTICULAR
No voy a generalizar. De 30, tres se acercaron y dos más hicieron su mejor esfuerzo. Veinticinco muchachos en sus 20 años no pudieron, en cuatro meses, escribir el resumen de una obra en un párrafo atildado, entregarlo en el plazo pactado y usar un número de palabras limitado, que varió de un ejercicio a otro. Estudiantes de Comunicación Social entre su tercer y su octavo semestre, que estudiaron doce años en colegios privados. Es probable que entre cinco y diez de ellos hubieran ido de intercambio a otro país, y que otros más conocieran una cultura distinta a la suya en algún viaje de vacaciones con la familia. Son hijos de ejecutivos que están por los 40 y los 50, que tienen buenos trabajos, educación universitaria. Muchos, posgraduados. En casa siempre hubo un computador; puedo apostar a que al menos 20 de esos estudiantes tiene banda ancha, y que la tele de casa pasa encendida más tiempo en canales por cable que en señal abierta. Tomaron más Milo que aguadepanela, comieron más lomo y ensalada que arroz con huevo. Ustedes saben a qué me refiero.
Por supuesto que he considerado mis dubitaciones, mis debilidades. No me he sintonizado con los tiempos que corren. Mis clases no tienen presentaciones de Power Point ni películas; a lo más, vemos una o dos en todo el semestre. Quizá, ya no es una manera válida saber qué es una crónica leyendo crónicas, y debo más bien proyectarles una presentación con frases en mayúsculas que indiquen qué es una crónica y en cuántas partes se divide. Mostrarles la película Capote en lugar de hacer que lean A sangre fría. Quizá, no debí insistir tanto en la brevedad, en la economía, en la puntualidad. No pedirles un escrito de cien palabras, sino de tres cuartillas, mínimo. Que lo entregaran el lunes, o el miércoles.
De esas limitaciones y dubitaciones, quizá, vengan las pocas y tibias preguntas de mis estudiantes este último semestre, sus silencios, su absoluta ausencia de curiosidad y de crítica. De ahí, quizá, vengan sus párrafos aguados, con errores e imprecisiones, inútilmente enrevesados, con frases cojas, desgreñadas. Esos párrafos vacilantes, grises, que me entregaron durante todo el semestre. Pareciera que estoy describiendo a un grupo de zombis. Quizá, eso es lo que son. Los párrafos, quiero decir.
El curso se llama Evaluación de Textos de No Ficción y pertenece a la línea de Producción Editorial y Multimedial de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Javeriana. En cuanto a lecturas, siempre propuse piezas ejemplares en los géneros más notorios de la no ficción: crónica, perfil, ensayo, memorias y testimonios. A partir de clásicos nacionales y extranjeros, los estudiantes componían escritos como los que debe elaborar un editor durante su ejercicio profesional. Primero, un resumen: todos los textos de los editores son breves, o deberían serlo -contracubiertas, textos de catálogo, solapas, etcétera-. Una vez que la mayoría hubiera conseguido un resumen pertinente y económico, pasábamos a escritos más complejos: notas de prensa y contracubiertas, para terminar con un informe editorial o una reseña.
En el centro de todo el programa estaban la participación y la escritura de textos breves a partir de otro texto mayor. Insistí siempre en la participación en clase para fomentar actividades que noto algo empañadas en la actualidad: la escucha atenta, la elaboración de razones y argumentos, oír lo que uno mismo dice y lo que dice el otro en una conversación.
El otro concepto transversal, la economía lingüística, buscaba mostrarles la importancia de honrar la prosa. Si uno en 100 palabras debe sintetizar un libro de 200 páginas, debe cuidar cada palabra, cada frase, cada giro. En últimas, la palabra escrita les dará de comer a estos estudiantes cuando sean profesionales, no importa si se desempeñan como editores de libros, revistas o páginas web, como periodistas o como profesores e investigadores.
Los estudiantes de este último semestre, y los de dos o tres anteriores, nunca pudieron pasar del resumen. No siempre fue así. Desde que empecé mi cátedra, en el 2002, los estudiantes tenían problemas para lograr una síntesis bien hecha, y en su elaboración nos tomábamos un buen tiempo. Pero se lograba avanzar. Lo que siento de tres o cuatro semestres para acá es más apatía y menos curiosidad. Menos proyectos personales de los estudiantes. Menos autonomía. Menos desconfianza. Menos ironía y espíritu crítico.
Debe ser que no advertí cuándo la atención de mis estudiantes pasó de lo trascendente a lo insignificante. El estado de Facebook. "Esos gorditos de más". El mensaje en el Blackberry.
Nunca he sido mamerto ni amargado ni ñoño: a los 20 años, fumaba marihuana como un rastafari y me descerebraba con alcohol cada que podía al lado de mis cuates. Quería ver tetas, e hice cosas de las que ahora no me enorgullezco por tocarlas. Empeñé mucho, mucho tiempo en eso. Pero leía.
No sé. En esos tiempos lo importante, creo, era discutir, especular, quedar picados para buscar después el dato inútil. Interesaba eso: buscar. Estoy por pensar que la curiosidad se esfumó de estos veinteañeros alumnos míos desde el momento en que todo lo comenzó a contestar ya, ahora mismo, el doctor Google.
Es cándido echarle la culpa a la televisión, a Internet, al Nintendo, a los teléfonos inteligentes. A los colegios, que se afanan en el bilingüismo, sin alcanzar un conocimiento básico de la propia lengua. A los padres que querían que sus hijos estuvieran seguros, bien entretenidos en sus casas. Es cándido culpar al "sistema". Pero algo está pasando en la educación básica, algo está pasando en las casas de quienes ahora están por los 20 años o menos.
Mi sobrino le dice a su madre, mi hermana, que él sí lee mucho, en Internet. Lo que debe preguntarse es cómo se lee en Internet. Lo que he visto es que se lee en medio del parloteo de las ventanas abiertas del chat, mientras se va cargando un video en Youtube, siguiendo vínculos. Lo que han perdido los nativos digitales es la capacidad de concentración, de introspección, de silencio. La capacidad de estar solos. Solo en soledad, en silencio, nacen las preguntas, las ideas. Los nativos digitales no conocen la soledad ni la introspección. Tienen 302 seguidores en Twitter. Tienen 643 amigos en Facebook.
Dejo la cátedra porque no me pude comunicar con los nativos digitales. No entiendo sus nuevos intereses, no encontré la manera de mostrarles lo que considero esencial en este hermoso oficio de la edición. Quizá la lectura sea ahora salir al mar de Internet a pescar fragmentos, citas y vínculos. Y en consecuencia, la escritura esté mudando a esas frases sueltas, grises, sin vida, siempre con errores. Por eso, los nuevos párrafos que se están escribiendo parecen zombis. Ya veremos qué pasa dentro de unos pocos años, cuando estos veinteañeros de ahora tengan 30 y estén trabajando en editoriales, en portales y revistas. Por ahora, para mí, ha llegado el momento de retirarme. Al tiempo que sigo con mis cosas, voy a pensar en este asunto, a mirarlo con detenimiento. Pongo el punto final a esta carta de renuncia con un nudo en la garganta.
Camilo Jiménez
viernes, 20 de mayo de 2011
Profundizar la revolución
Artículo tomado de diario El Télégrafo
Jueves 12 de mayo de 2011
Los resultados electorales hablan con su lenguaje implícito: hay grandes sectores del país donde la Revolución Ciudadana no ha llegado, se ha estancado o ha sido frenada en su influencia inicial por fuerzas contrarias. Es el caso particular de la Sierra central y de la Amazonía, donde el discurso y la acción del “pachamamismo” han recobrado fuerza, gracias a los errores y limitaciones oficiales.
Esto impone al gobierno de la Revolución Ciudadana la necesidad de emprender una reorientación de su acción política, con dos metas básicas: reconstruir sin complejos el panorama de sus alianzas y profundizar a buen ritmo los cambios de la estructura social.
Si la meta es avanzar en la revolución, se debe definir, con plena participación popular, una agenda de prioridades, que incluya, en primer lugar, la ejecución de una cabal revolución agraria, como lo ha planteado la FEI al presidente Correa, en su carta del mes pasado. Una vez definida la agenda del cambio, habrá que construir el instrumento para llevarla a cabo. Y esto necesariamente deberá llevar a la estructuración de un fuerte y sólido movimiento político, que nuclee a las fuerzas progresistas y actúe como agente del cambio, es decir, que sea vanguardia de la revolución y no una simple comparsa del poder.
La transformación del agro resulta prioritaria. Un hecho de tal magnitud superará en la conciencia social al discurso etnicista radicalizado, que hoy tiene tal fuerza precisamente porque pervive la vieja estructura social, con sus secuelas de racismo, marginalidad y sobreexplotación del trabajo campesino. Sin revolución agraria, la Revolución Ciudadana estará coja y no llegará al corazón de las masas campesinas, por más borregos y sacos de urea que se repartan. Y los viejos y nuevos “avaritos” seguirán explotando a grandes masas humanas y buscando retomar el poder político.
Según parece, hay sectores oficiales que creen que la política es pura cuestión de propaganda y que lo social se agota en los subsidios. Quienes así piensan se equivocan gravemente y ponen en peligro esta revolución, que ahora es liderada por el presidente Correa, pero que es una antigua causa, por la que hemos soñado y luchado varias generaciones de ecuatorianos. Por suerte, hay también funcionarios que trabajan por el cambio social, que buscan que esta revolución trascienda del plano de la oralidad política al plano de la estructura social, que es donde, en definitiva, radica la esencia del poder.
miércoles, 11 de mayo de 2011
Triunfalismo oficial versus disidencia crítica
Tomado de:
“Ecuador respalda masivamente las tesis de Correa” es el titular de El Telégrafo del 8 de mayo, día siguiente de la consulta popular. Y más abajo, con enormes letras amarillas sobre fondo negro: “62% SÍ. 38% NO”, como marcador electrónico en partido de básquet. El mensaje triunfalista del diario estatal se completa con una foto de media página del presidente Correa con el pulgar arriba en señal de triunfo.
El Telégrafo hace desde el lado oficial exactamente lo mismo que hacen los medios privados desde la oposición: proselitismo en lugar de periodismo. De otra manera no se explica que sustentara su afirmación en un “exit poll” de una firma contratada por el oficialismo sin prever que, pocas horas después, el conteo rápido del Consejo Nacional Electoral (CNE) proyectaría un apretado triunfo del SÍ sobre el NO por alrededor del 5%.
El papelón del que en otro momento fue un buen proyecto de diario público remarca el alineamiento y la militancia de algunos de sus jefes con el movimiento oficialista. Pero lo realmente lamentable de este tipo de titulares celebratorios, más cercanos al adulo que a la información, es que le niegan a la población mensajes periodísticamente más honestos y políticamente más útiles.
De todas maneras, el proselitismo de los medios estatales a favor de un jefe, y el de los medios privados a favor de un dueño, resultan a estas alturas apenas otro asunto molestoso y cotidiano, como el mal aliento. Mejor pasemos a otro nivel de análisis, pues los resultados de la consulta permiten una lectura en términos de comunicación política, es decir, del efecto de las acciones y de los mensajes en la vida democrática.
Lo primero que salta a la vista es una considerable pérdida del capital político del gobierno y del presidente Correa. Al mismo tiempo, es notable el incremento de las posiciones críticas que, en este caso, no necesariamente corresponden a la oposición, ni a los medios privados, ni a la derecha tradicional. Todo lo contrario, el alto nivel de votación negativa (las proyecciones hablan de un 45%) provienen de una corriente disidente de las mismas fuerzas que ayudaron a plantear hace casi cinco años el proyecto de la revolución ciudadana.
Esto significa que la tendencia gubernamental de ganar las batallas electorales de manera arrolladora se ha eclipsado. En las seis jornadas electorales anteriores, las tesis del oficialismo ganaron por márgenes de alrededor del 40% ¿De dónde proviene ese 25 a 30 por ciento que pudo votar por el SÍ pero esta vez escogió el NO? Con toda certeza no proviene de los cadáveres políticos de la llamada partidocracia, tampoco del periodismo proselitista de los medios tradicionales. Que no se crean ganadores los que nada han hecho para mejorar la cultura política de este país. Que los Gutiérrez, Hurtado, Vera, Páez, Montúfar no se emocionen porque no han ganado nada. Es Correa el que ha perdido.
Más bien hay que pensar en las causas de ese alto nivel de disidencia de quienes alguna vez creyeron en el proyecto de la revolución ciudadana y ahora no pueden avalar un modo autista de ejercer el poder. La elevada opción por el NO deja en claro que el déficit de comunicación política del gobierno comienza a pasarle factura y que el ejercicio crítico de la población se manifiesta más allá de las refriegas cotidianas. La tesis gobiernista de que “el que no está conmigo está en mi contra” comienza a demostrar su falacia. Disparar contra los del mismo bando y denigrar a los aliados naturales tiene efectos devastadores.
Recordemos un caso reciente. Cuando el ecologista Luis Corral, en medio de un acto político en el coliseo de Zamora, exige al presidente Correa respuestas acerca de los proyectos mineros en esa zona, la reacción del mandatario es tremebunda. En lugar de ofrecer respuestas, decide arengar a los asistentes y construir una atmósfera emocional y violenta en contra del ecologista. Predispone a todo el coliseo y manda a todo su aparataje de seguridad en contra de una sola persona. Corral termina expulsado y golpeado por los simpatizantes de un mandatario que afirma reconocer los derechos de la naturaleza. Esa falta de generosidad y de compasión con el otro en el ejercicio del poder es lo que realmente asusta.
Lo ocurrido en Zamora es parte de una cadena de acciones y mensajes que minan el capital político de un líder que algún día ofreció cambios profundos en esta sociedad necesitada de ellos. Pero no de esa manera. Descalificación de las voces disidentes (Alberto Acosta y decenas de pensadores de alto nivel, excluidos del proyecto por pensar distinto); criminalización de la protesta social (cerca de doscientos dirigentes indígenas enjuiciados por terrorismo); aniquilamiento del proyecto de medios públicos (subsumidos por el aparato de propaganda oficial); adelanto de trabajos para la explotación petrolera en el Yasuní (el proyecto de mantener el petróleo en tierra cada vez es más lejano) solo para mencionar los casos más evidentes, donde el discurso de cambio queda anulado por las acciones y los mensajes políticos.
El castigo en las urnas no es oposición tradicional sino disidencia crítica.
viernes, 29 de abril de 2011
PENA DE MUERTE: UNO DE LOS MAYORES CRÍMENES DE ESTADOS UNIDOS
Democracy Now!
La causa relacionada con la condena a pena de muerte de Mumia Abu-Jamal dio un giro inesperado esta semana cuando un tribunal federal de apelaciones declaró por segunda vez que la condena a muerte de Abu-Jamal fue inconstitucional. El Tribunal Federal de Apelaciones de Filadelfia halló que las instrucciones para la condena recibidas por el jurado y la forma del veredicto que tuvieron que utilizar en la condena no fueron claras. A pesar de que la controversia acerca de la culpabilidad o inocencia de Abu-Jamal no se trató, el caso pone en evidencia los problemas inherentes a la pena de muerte y al sistema de justicia penal, especialmente el papel que juega la cuestión racial.
El 9 de diciembre de 1981, el oficial de policía de Filadelfia Daniel Faulkner detuvo un automóvil conducido por William Cook, el hermano de Abu-Jamal. Lo que sucedió a continuación todavía es motivo de disputa. Hubo disparos y tanto el oficial Faulkner como Abu-Jamal recibieron impactos de bala. Faulkner murió y Abu-Jamal fue hallado culpable de homicidio en un proceso judicial presidido por el juez Alberto Sabo considerado ampliamente racista. En apenas uno de numerosos ejemplos nefastos, una taquígrafa del tribunal afirmó en una declaración jurada que oyó a Sabo decir en la antesala del tribunal “Voy a ayudarlos a ejecutar al negro”.
Este último dictamen del tribunal de apelaciones está directamente relacionado con la conducta del Juez Sabo en la fase de condena del juicio de Abu-Jamal. La Corte Suprema de Pensilvania está considerando varios argumentos sobre si Abu-Jamal recibió o no un juicio justo. Lo que el tribunal de apelaciones halló de forma unánime esta semana es que no recibió una condena justa. El Fiscal de Distrito de Filadelfia, Seth Williams, decidió apelar el nuevo fallo ante la Corte Suprema de Estados Unidos. Al respecto, Williams dijo:
“No voy a pedir que se revise todo el dictamen del Tribunal de Apelaciones, pero creo que a esta altura le pediré a la Corte Suprema que aclare y tome una decisión sobre qué deberíamos hacer en este momento”.
Como consecuencia de este fallo, Abu-Jamal podría obtener una audiencia de revisión completa de la sentencia en el tribunal, ante un nuevo jurado. En dicha audiencia, se darían instrucciones claras al jurado acerca de cómo decidir entre aplicar una condena a cadena perpetua o la pena de muerte, algo que el tribunal de apelaciones consideró que no recibió en 1982. En el mejor de los casos, Abu Jamal podría salir de la cruel reclusión y aislamiento del “corredor de la muerte” de la prisión de máxima seguridad SCI-Greene de Pensilvania. John Payton, abogado director del Fondo de Defensa Legal de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP, por sus siglas en inglés), y representante legal de Abu-Jamal, dijo: “El fallo es un paso importante en la lucha para corregir los errores de un capítulo lamentable de la historia de Pensilvania... y ayuda a relegar a un pasado lejano el tipo de injusticias en las que se basó esta condena a muerte”.
Su otra abogada Judith Ritter, profesora de la facultad de derecho de la Universidad Widener, me dijo: “Esto es extremadamente importante. Es literalmente una decisión de vida o muerte, y ratifica la desición de principios de la década de 2000 de dejar en suspenso la pena de muerte. En ese momento el Fiscal de Distrito impugnó el fallo de que la pena de muerte se había emplementado de forma inconstitucional, y ahora una vez más logramos la victoria judicial con respecto al fallo de que el jurado dictó una condena inconstitucional”
Le pregunté a la abogada Ritter si había hablado con Abu-Jamal luego de que el tribunal emitiera el fallo, y me dijo que la prisión no había aprobado su solicitud de una llamada legal de emergencia. No me sorprendió, considerando la cantidad de años que llevo cubriendo este caso.
Abu-Jamal tuvo que enfrentarse a muchos obstáculos para conseguir que se oyera su voz. El 12 de agosto de 1999, mientras estábamos en plena emisión de Democracy Now!, Abu-Jamal llamó a nuestro programa para que le entrevistásemos. Cuando comenzó a hablar, un guardia de la prisión arrancó el teléfono de la pared. Mumia Abu-Jamal volvió a llamar un mes después y nos contó:
“Otro guardia apareció en la puerta de la celda gritando a viva voz, '¡Esta llamada se terminó!' Cuando exigí saber por qué, respondió 'esta orden vino desde arriba'. Inmediatamente llamé al sargento que estaba parado vigilando, 'Sargento, ¿de dónde vino esta orden?' Se encogió de hombros y respondió: 'No lo sé. Simplemente recibimos una llamada para cortarle la comunicación'”.
Abu-Jamal presentó una demanda por la violación de sus derechos y la ganó.
A pesar de permanecer en aislamiento, Mumia Abu-Jamal continuó durante todo este tiempo con su trabajo como periodista. Sus comentarios de radio semanales se transmiten a lo largo y ancho del país. Así cierra su programa cada semana: “Desde el corredor de la muerte, soy Mumia Abu-Jamal”. Mumia Abu-Jamal es autor de seis libros y recientemente fue invitado a presentar una ponencia sobre encarcelamiento racial en la Universidad de Princeton. Allí dijo (desde su teléfono celular conectado a un micrófono): “Muchos hombres, mujeres y jóvenes... pueblan el complejo industrial carcelario de Estados Unidos. Como muchos de ustedes saben, Estados Unidos, con apenas el 5% de la población mundial, alberga el 25% de los presos del mundo... la cantidad de personas negras en prisión aquí supera la del régimen del apartheid en Sudáfrica en su peor momento”.
Estados Unidos se aferra a la pena de muerte y está solo en esta materia entre los países del mundo industrializado. De hecho se encuentra entre los países del mundo que realizan ejecuciones con mayor frecuencia junto a China, Irán, Corea del Norte, Arabia Saudí y Yemen. El fallo de esta semana en el caso de Mumia Abu-Jamal es una razón más para abolir la pena de muerte.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español
Fuente: http://www.democracynow.org/es/blog/2011/4/28/pena_de_muerte_uno_de_los_mayores_crmenes_de_estados_unidos
lunes, 11 de abril de 2011
FALSO DILEMA
Por: Camarada Juan
La oposición política en el Ecuador adolece de dos males: la megalomanía y la inoperancia. El primero, la conduce siempre a auto-representarse como una suerte de vanguardia democrática que lucha contra un autoritarismo intolerable, que sin embargo no es percibido así por la mayoría de los ecuatorianos.
El segundo mal, es la inoperancia. La oposición no ha sido capaz de utilizar los recursos constitucionales como la iniciativa popular o el derecho a la resistencia para posicionar políticamente sus temas o generar adhesiones programáticas en la ciudadanía.
Estos dos males provocan a mi entender, un vaciamiento de la política que reduce su campo de acción a la opinión pública dejando huérfanos sus espacios institucionales como la Asamblea Nacional o el mismo Consejo de Participación Ciudadana y Control Social.
Al moverse en el ámbito de la opinión pública, toda la lucha política se encapsula en una rueda sin fin de declaraciones, respuestas y contrarréplicas, que no tienen ningún efecto práctico.
Con esto tanto la oposición como el gobierno caen en un falso dilema: pensar que mientras más aparecen sus voceros en los medios más respaldo tienen sus respectivas posiciones, cuando de lo que se trata es de convertir esos discursos en votos; tema pendiente aún para ambos actores.
La ciudadanía por su parte es la gran ausente de esta lógica en la que la agenda se marca por la coyuntura generada por las decisiones del poder y las escazas respuestas de la oposición.
Orfandad ciudadana que en el mediano plazo podría convertirse en acción colectiva que proponga una tercera vía, alternativa al poder y a la inoperancia de la oposición. La historia lo dirá…
viernes, 1 de abril de 2011
Demanda contra “El Gran Hermano” reduce la historia a casuística
jueves, 31 de marzo de 2011
Occidente bombardea, la Liga Árabe evade la responsabilidad
viernes, 25 de marzo de 2011
A LA MEMORIA DE RODOLFO WALSH
Alejandro Hosne
Aniversario del asesinato del escritor argentino Rodolfo Walsh
Carta de un escritor a la Junta Militar
Su carta, esta vez, iba firmada. Con su nombre y número de documento. Entre tanta censura y omisión, decidió que firmar y hacerse responsable de su texto era más necesario que nunca. Es inútil mencionar que se jugaba la vida.
Encargado de logística, jefe de información de la organización guerrillera, el escritor y periodista era uno de los objetivos más buscados (¿odiado, temido?) por los cabecillas de la dictadura. Walsh disparó su pistola y enseguida varias ráfagas de ametralladora cayeron sobre él. No se sabe si llegó vivo al siniestro centro de detención clandestino de la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) o si murió en el tiroteo, lo cierto es que no sobrevivió a ese día. Al final no pudieron sacarle nada, sin contar con que antes de acudir a la cita-trampa ya había depositado en un buzón su hoy célebre “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar”, dirigida a los principales medios periodísticos. En ella analizaba con impresionante lucidez, anticipándose a toda investigación realizada posteriormente en democracia, los horrores que estaba viviendo la nación argentina; exponía sus infamias, su rendición al capital financiero, su deliberada entrega del estado a manos privadas, la censura, el control ideológico, el asesinato, todo estaba ahí.
miércoles, 23 de febrero de 2011
LA INEPENDENCIA ES OTRO NOMBRE DE LA DIGNIDAD
Quiero dedicar este homenaje a la memoria viva de dos Carlos: Carlos Lenkersdorf y Carlos Monsiváis, amigos muy queridos que ya no están, pero siguen estando.
Y empiezo por decir gracias: Gracias, Marcelo, por este regalo, esta alegría. Te digo gracias en nombre propio y también en nombre de los muchos sureños que jamás olvidarán su gratitud a México, el país de su exilio, refugio de perseguidos en los años de mugre y miedo de nuestras dictaduras militares.
Y quiero subrayar que México merece, por eso y por muchos otros motivos, toda nuestra solidaridad, ahora que esta tierra entrañable está siendo víctima de la hipocresía del narcosistema universal, donde unos ponen la nariz y otros ponen los muertos, y unos declaran la guerra y otros reciben los tiros.
Este acto generoso me honra por venir de quien viene. La ciudad de México está a la vanguardia en la lucha por los derechos humanos, en un amplio abanico que va desde la diversidad sexual hasta el derecho a respirar, que ya parecía perdido.
Y mucho me honra recibir esta ofrenda, porque mucho tiene de desafío: en nuestros países la independencia plena es todavía, en gran medida, una tarea por hacer, que nos convoca cada día.
En la ciudad de Quito, al día siguiente de la independencia, una mano anónima escribió en una pared: Último día del despotismo y primero de lo mismo.
Y en Bogotá, poco después, Antonio Nariño advertía que el alzamiento patriótico se estaba convirtiendo en baile de máscaras, y que la independencia estaba en manos de caballeros de mucho almidón y mucho botón, y escribía: Hemos mudado de amos.
Y el chileno Santiago Arcos comprobaba, desde la cárcel:
–Los pobres han gozado de la gloriosa independencia tanto como los caballos que en Chacabuco y Maipú cargaron contra las tropas del rey.
Todas nuestras naciones nacieron mentidas. La independencia renegó de quienes, peleando por ella, se habían jugado la vida; y las mujeres, los analfabetos, los pobres, los indios y los negros no fueron invitados a la fiesta. Aconsejo echar un vistazo a nuestras primeras Constituciones, que dieron prestigio legal a esa mutilación. Las Cartas Magnas otorgaron el derecho de ciudadanía a los pocos que podían comprarlo. Los demás, y las demás, siguieron siendo invisibles.
Simón Rodríguez tenía fama de loco, y así lo llamaban: El loco. Decía locuras, como éstas:
–Somos independientes, pero no somos libres. La sabiduría de Europa y la prosperidad de los Estados Unidos son, en nuestra América, dos enemigos de la libertad de pensar. Nuestra América no debe imitar servilmente, sino ser original.
Y también:
–Enseñemos a los niños a ser preguntones, para que se acostumbren a obedecer a la razón: no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos. Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra.
Don Simón decía locuras, y hacía locuras. Allá por mil ochocientos veinte y pico, sus escuelas mezclaban a los niños y a las niñas, a los pobres y a los ricos, a los indios y a los blancos, y también unían la cabeza y las manos, porque enseñaban a leer y a sumar, y también a trabajar la madera y la tierra. En sus aulas no se escuchaban los latines de sacristía y se desafiaba la tradición del desprecio por el trabajo manual. Poco duró la experiencia. Un clamor de indignadas voces exigía la expulsión de este sátiro que ha venido a corromper a la juventud, y el mariscal Sucre, presidente del país que ahora llamamos Bolivia, le exigió la renuncia.
A partir de entonces, anduvo a lomo de mula, peregrinando por las costas del Pacífico y las montañas de los Andes, fundando escuelas y formulando preguntas insoportables a los nuevos dueños del poder:
–Ustedes, que imitan todo lo que viene de Europa y de los Estados Unidos, ¿por qué no les imitan la originalidad, que es lo más importante?
Este viejo vagabundo, calvo, feo y barrigón, el más audaz y el más querible de los pensadores de América, estaba cada día más solo, y solo murió.
A los ochenta años, escribió:
–Yo quise hacer de la tierra un paraíso para todos. La hice un infierno para mí.
Simón Rodríguez fue un perdedor. Según la escala de valores de este mundo, que sacraliza el éxito y no perdona el fracaso, los hombres como él no merecen memoria.
Pero, ¿acaso no está vivo don Simón en la energía de dignidad que hoy recorre nuestra América de norte a sur? ¿Cuántos hablan por su boca, aunque no lo sepan, como hablaba en prosa aquel personaje de Molière que no sabía que hablaba en prosa?
¿Acaso don Simón no nos sigue enseñando, un siglo y medio después de su muerte, que la independencia es otro nombre de la dignidad? Es verdad que todavía pesa, y mucho, la herencia colonial, que aplaude la copia y maldice la creación y admira, como denunciaba don Simón, las virtudes del mono y del papagayo. Pero también es verdad que son cada vez más los jóvenes que sienten que el miedo es una cárcel humillante y aburrida, y libremente se atreven a pensar con sus propias cabezas, sentir con sus propios corazones y caminar con sus propias piernas.
Yo no creo en Dios, pero sí creo en el humano milagro de la resurrección. Porque quizás se equivocaban aquellos dolientes que se negaban a creer en la muerte de Emiliano Zapata, y creían que se había marchado a Arabia en un caballo blanco, pero sólo se equivocaban en el mapa.
Porque a la vista está que Zapata sigue vivo, aunque no tan lejos, no en las arenas de Oriente: él anda cabalgando por aquí, aquí cerquita nomás, queriendo justicia y haciéndola.
Y fíjense ustedes lo que ha ocurrido con otro perdedor, José Artigas, el hombre que hizo la primera reforma agraria de América, antes que Lincoln y antes que Zapata.
Hace casi dos siglos, él fue vencido y condenado a la soledad y al exilio. En años recientes, la dictadura militar del Uruguay le erigió un ampuloso mausoleo, queriendo encerrarlo en cárcel de mármol. Pero cuando la dictadura intentó decorar el monumento con algunas de sus frases, no encontró ninguna que no fuera subversiva. Ahora el mausoleo tiene fechas y nombres de batallas, y ninguna frase. Involuntario homenaje, involuntaria confesión: Artigas no es mudo, Artigas sigue siendo peligroso.
Cosa curiosa: con tantos vivos que hablan sin decir, en nuestras tierras hay muertos que dicen callando.
Bienaventurados sean los perdedores, porque ellos cometieron la insolencia de amar a su tierra, y por ella se jugaron la vida. Pero está visto que el patriotismo es el honorable privilegio de los países dominantes: sólo los que mandan tienen el derecho de ser patriotas. En cambio, los países dominados, condenados a obediencia perpetua, no pueden ejercer el patriotismo, so pena de ser llamados populistas, demagogos, delirantes: nuestro patriotismo se considera una peste, peste peligrosa, y los amos del mundo, que nos toman examen de Democracia, tienen la mala costumbre de conjurar esta amenaza a sangre y fuego.
Bienaventurados sean los perdedores, porque ellos se negaron a repetir la historia y quisieron cambiarla.
Bienaventurados sean los perdedores, y malditos sean quienes confunden el mundo con una pista de carreras y lanzados a las cumbres del éxito trepan lamiendo hacia arriba y escupiendo hacia abajo.
Bienaventurados sean los indignados, y malditos sean los indignos.
Maldita sea la exitosa dictadura del miedo, que nos obliga a creer que la realidad es intocable y que la solidaridad es una enfermedad mortal, porque el prójimo es siempre una amenaza y nunca una promesa.
Bienaventurado sea el abrazo, y maldito sea el codazo.
Sí, pero… Cuántos perdedores, ¿no?
Cuando algún periodista me pregunta si soy optimista, yo contesto, sinceramente:
–A veces. Depende de la hora.
Siempre me parecieron más bien inhumanos los optimistas full time.
Creo que el desaliento es un derecho humano, y de algún modo es también la prueba de que somos humanos, porque no sufriríamos el desaliento si no tuviéramos aliento.
Hay que reconocer que no es muy alentadora la realidad, que tiene la jodida costumbre de recompensar a los exprimidores del prójimo y a los exterminadores de la tierra, el agua y el aire.
Y en cambio, las más apasionantes aventuras de transformación de la realidad suelen quedarse a mitad de camino, o se extravían y se pierden, y muchas veces terminan mal.
Hay que reconocerlo, digo, pero también cabe preguntar: Cuando esas lindas experiencias colectivas terminan mal, ¿de veras terminan? ¿No hay nada que hacer, sólo nos queda resignarnos y aceptar el mundo tal cual es, como si fuera destino? Hace pocos años, se puso de moda la teoría del fin de la historia. Más de uno se tragó ese sapo, a pesar de que el sentido común nos demuestra, con poderosa sencillez, que la historia nace de nuevo cada mañana.
Lo mejor de este asunto de vivir está en la capacidad de sorpresa que la vida tiene. ¿Quién podía presentir que los países árabes iban a vivir este huracán de libertad que están ahora viviendo? ¿Quién iba a creer que la plaza de Tahrir iba a dar al mundo esta lección de democracia? ¿Quién iba a creer lo que ahora puede creer ese muchachito plantado en la plaza durante días y noches, cuando dice: Nadie nos va a mentir nunca más?
Al fin y al cabo, cuando la historia dice adiós, o eso parece decir, ella nos está diciendo, o al menos murmurando: hasta luego, hasta lueguito, nos estamos viendo.
Y yo me despido de ustedes, ahora, que ya es hora, como la historia me enseñó, diciéndoles gracias, diciéndoles: hasta luego, hasta lueguito, nos estamos viendo.
viernes, 11 de febrero de 2011
Hosni Mubarak entregó el poder a los militares
El pueblo egipcio combatió desde el 25 de enero en la plaza de la Liberación de El Cairo y en muchas otras ciudades. Su resistencia, hasta el momento, deja como saldo 300 muertos y miles de heridos. Sin duda, estas son las secuelas más duras que los egipcios deberán curar para buscar un nuevo rumbo en los destinos de su país.
ESCRIBE CON ROJO envía al pueblo egipto la mejor de las suertes y la sabiduría necesaria para que puedan afrontar con madurez política esta crisis.
miércoles, 26 de enero de 2011
El periodismo es más que “contar historias”
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Uno de los efectos dañinos de los lugares comunes es impedir el libre flujo del pensamiento. Pretender que se puede explicar ideas complejas mediante frases prefabricadas es ponerle trampas al debate, levantar murallas para que todos nos estrellemos.
Justamente en estos tiempos, cuando los medios de comunicación están bajo la mirada crítica de la sociedad, algunos de los llamados “referentes” del periodismo ecuatoriano intentan defender esta profesión a partir de lugares comunes que sólo aumentan la desazón.
Admitamos que es tentador pensar así. Pero, en ese caso ¿Qué sentido tiene debatir una Ley de Comunicación? ¿Por qué tenemos que desvincular a los medios de la banca privada? ¿Servirá de algo luchar por mejores condiciones de trabajo para los periodistas? ¿Tiene alguna utilidad el reparto equitativo de frecuencias?... y otros temas álgidos si, al final de cuentas, todo se reduce a… ¡contar historias!
martes, 25 de enero de 2011
PREGUNTAS PARA LA CONSULTA POPULAR
1. Con la finalidad de mejorar la seguridad ciudadana, ¿está usted de acuerdo en que la correspondiente ley cambie los plazos razonables para la caducidad de la prisión preventiva, enmendando la Constitución de la República como lo establece el Anexo 1?
2. Con la finalidad de evitar la impunidad y garantizar la comparecencia a los juicios penales de las personas procesadas, ¿está usted de acuerdo que las medidas sustitutivas a la prisión preventiva se apliquen únicamente para los delitos menos graves, enmendando la Constitución de la República como lo establece el Anexo 2?
3. Con la finalidad de evitar conflicto de intereses, ¿está usted de acuerdo con prohibir que las instituciones del sistema financiero privado, así como las empresas de comunicación privadas de carácter nacional, sus directores y principales accionistas, sean dueños o tengan participación accionaria fuera del ámbito financiero o comunicacional, respectivamente, enmendando la Constitución como lo establece el Anexo 3?
4. Con la finalidad de superar la crisis de la Función Judicial, ¿está usted de acuerdo en sustituir el Pleno del Consejo de la Judicatura por una Comisión Técnica compuesta por tres delegados designados, uno por el Presidente de la República, uno por la Asamblea Nacional y uno por la Función de Transparencia y Control Social, para que durante un período de 18 meses asuma todas y cada una de las funciones del Consejo de la Judicatura y pueda reestructurar el sistema judicial, enmendando la Constitución como lo establece el Anexo 4?
5. Con la finalidad de tener una más eficiente administración del sistema de justicia, ¿está usted de acuerdo en modificar la composición del Consejo de la Judicatura, enmendando la Constitución y reformando el Código Orgánico de la Función Judicial como lo establece el Anexo 5?
6. Con la finalidad de combatir la corrupción, ¿Está usted de acuerdo que sea delito el enriquecimiento privado no justificado?
7. Con la finalidad de evitar que los juegos de azar con fines de lucro se conviertan en un problema social, especialmente en los segmentos más vulnerables de la población, ¿Está usted de acuerdo en prohibir en su respectiva jurisdicción cantonal los negocios dedicados a juegos de azar, tales como casinos y salas de juego?
8. Con la finalidad de evitar la muerte de un animal por simple diversión, ¿Está usted de acuerdo en prohibir, en su respectiva jurisdicción cantonal, los espectáculos públicos donde se mate animales?
9. Con la finalidad de evitar los excesos en los medios de comunicación, ¿Está usted de acuerdo que se dicte una ley de comunicación que cree un Consejo de Regulación que norme la difusión de contenidos en la televisión, radio y publicaciones de prensa escrita, que contengan mensajes de violencia, explícitamente sexuales o discriminatorios; y que establezca los criterios de responsabilidad ulterior de los comunicadores o los medios emisores?
10. Con la finalidad de evitar la explotación laboral, ¿Está usted de acuerdo que la no afiliación al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social de trabajadores en relación de dependencia sea considerada delito?