ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives"

jueves, 26 de abril de 2018

LO QUE NO SE DICE DE LA FRONTERA NORTE


Por El Druida

Foto tomada de diario El Universo
Los lamentables acontecimientos en la frontera norte hicieron que el Gobierno Nacional incursione de lleno en la problemática  de la ‘narcoguerrilla’ o del ‘narcoterrorismo’ en Colombia.

Desde el 27 de febrero pasado, cuando se registró el primer atentado en el cuartel de la Policía Nacional en San Lorenzo, a cargo de alias ‘Guacho’, asistimos a un proceso de violencia sistemática generado por el grupo disidente Óliver Sinisterra (ex FARC), el cual  nos ha dejado cuantiosas pérdidas materiales y lo que es peor: siete víctimas mortales y una pareja ecuatoriana secuestrada, con un destino incierto. En sí, un saldo trágico para un país acostumbrado a vivir en paz.

Hay muchas voces que justifican y aplauden la decisión del presidente Lenín Moreno quien ha optado por la vía de las armas para resolver un problema que por décadas no ha sido nuestro... y eso es lo grave: ojalá esta malhadada decisión no nos cueste más muertos. Una mejor alternativa, sin duda, habría sido fortalecer los protocolos de inteligencia, en lugar de estar enviando cientos de militares con enormes tanquetas sin saber a quién disparar o apresar primero.

Esas mismas voces son las que ahora celebran y presionan para que el Gral (r). Paco Moncayo acepte el ahora alicaído Ministerio de Defensa y deje a un lado sus pretensiones por llegar a la Alcaldía de Quito. También exigen que de una vez por todas dimitan de sus cargos la canciller María Fernanda Espinosa y el ministro del interior, César Navas. ¿Faltará poco para que también le retiren su respaldo al mismísimo Moreno?

Lo cierto es que los familiares de las víctimas no se tragan tan fácilmente las ‘piedras de molino’ provenientes del oficialismo. En una entrevista dada a la agencia Andes[1], Ricardo Rivas, hermano de Paúl, el fotoperiodista asesinado, aunque destacó la primera reacción de Moreno por transparentar el proceso, cree que una Comisión Internacional puede reunir la independencia necesaria para seguir la investigación que está haciendo la Fiscalía.

También se refirió a algunas negligencias ocurridas en este caso, como por ejemplo el anuncio del ministro Navas de que no estaban negociando con los secuestradores, después de 15 o 16 días en que fueron tratados bien para luego asesinarlos. A su criterio eso no tiene sentido, sobre todo porque se estaba realizando un canje de prisioneros. El anuncio de Navas, ¿es lo que los hizo cambiar de parecer?, se interroga Rivas.

Otro tema que no se mencionó en la entrevista tiene que ver con el contenido del Acuerdo de Pereira[2],  firmado el 15 de  febrero del presente año entre los presidentes de Ecuador y Colombia. Dicho acuerdo, en términos generales, busca erradicar el ‘narcoterrorismo’ en Colombia, algo que obviamente puso muy molestos a los disidentes de las FARC, al punto que pidieron su pronta eliminación, como segundo requisito para liberar a los trabajadores de diario El Comercio. De lo que se conoce comprende varios ejes: de Infraestructura y Conectividad, de Asuntos Fronterizos, Ambientales, Sociales y Culturales; Económicos y Comerciales; de Integración y, por supuesto, de Defensa y Seguridad. Sería positivo que el presidente Moreno dé cuenta de los compromisos adquiridos por el Ecuador tras la firma de este documento y que la Asamblea Nacional, o alguien, determine si hay cláusulas ocultas en ello.

En suma, este acuerdo, extrañamente no es analizado a profundidad por la prensa de investigación de ambos países o la academia… Seguimos anestesiados por un Gobierno cuya mayor característica es la inacción; un Gobierno inoperante que nos oculta información y mantiene una mediocre manera de echar la culpa de todos los males del país al régimen anterior. En otras palabras: si no es por la deuda pública, es por el manejo económico o por la inseguridad, pero siempre hay un pretexto para culpar  al expresidente Rafael Correa. El presidente Moreno ya mismo cumple un año  de mandato y todavía no se dedica realmente a gobernar… y ahora se encuentra en fuego cruzado.


[1] https://www.andes.info.ec/es/noticias/actualidad/15/ricardo-rivas-pide-que-se-esclarezcan-circunstancias-de-la-muerte-de-los-ecuatorianos
[2] http://es.presidencia.gov.co/noticia/180215-Declaracion-de-Pereira-al-termino-del-VI-Gabinete-Binacional-Colombia-Ecuador

martes, 17 de abril de 2018

INDOLENTES

Por: Wilson Benavides V. /Politólogo y periodista independiente

Foto tomada de la Web
Indolentes los gobiernos, indolentes sus autoridades, indolentes quienes cómodamente escriben -con una tasa de café cargado y un cigarrillo- una crónica sobre un dolor que nunca entienden... Indolentes los políticos, los militares, los policías, los dueños de los medios. Indolentes los periodistas y los gremios que nunca cuestionaron la "versión oficial" repleta de contradicciones, que no reclamaron -como en otros tiempos- su derecho a la libertad de expresión (y su derecho a trabajar en paz).


Indolente la sociedad que abandonó a familiares, amigos y colegas de los periodistas secuestrados, que no hizo suya una causa que -en cualquier país del mundo occidental- debería ser de todos, limitándose (como yo en este momento) a publicar o compartir información en las plataformas digitales y su espejismo de conectividad.

Todos abandonamos a Paúl Rivas, Javier Ortega y Efraín Segarra. Los abandonó el gobierno en la negligente actuación de los retenes militares que en pleno estado de excepción dejaron pasar a ese equipo periodístico; en el silencio de la cancillería; en el desconcierto del frente de seguridad que durante 18 días se dedicó a desvirtuar o corroborar la información de la opinión pública colombiana que no dudó un minuto -contradiciendo todo rigor periodístico- en colocar los contenidos y dotar de sentido a un acontecimiento que del lado ecuatoriano, en cambio, aparecía lejano e incluso sonaba irreal en el enredado sendero de las “declaraciones oficiales”. 

Los abandonó también la Iglesia, la ONU, la Cruz Roja y los diplomáticos de los "países amigos", la UNASUR, la OEA y las ONG's que no impulsaron una sola iniciativa concreta para lograr otro desenlace, quizá igual de triste, pero tal vez menos dramático.

En el plano de la realidad concreta, sin embargo, además del desconcierto queda una frustración en el alma de la nación entera. ¿El gobierno agotó todos los medios para preservar la vida de estas tres personas? O fue como dijo un diligente capitán de la Policía ecuatoriana en rueda de prensa: “Nos comunicábamos 10 minutos con alias Guacho por WhatsApp hasta que perdimos el contacto...”

¿Hizo algo el medio de comunicación en el que trabajaban estos periodistas más allá de publicar espacios de condolencia, una vez conocido su desafortunado destino? ¿Qué decisiones se han adoptado sobre los seguros de vida o la asistencia económica que recibirán sus deudos?, por ejemplo. 
Y en el plano periodístico ese matutino ¿exigió desde sus páginas -como lo ha hecho en otras ocasiones con temas mucho menos relevantes- respuestas claras y acciones decididas de los gobiernos de Ecuador y Colombia, o se limitó a interpretar las voces oficiales con un cierto sesgo que -a la luz de los hechos- se parece a la complicidad, característica de la prensa gubernamental?

Preguntas abiertas que siguen lacerando la conciencia de todos. Que ahora se aplique la teoría de los hechos consumados es simplemente inaudito.

El Ecuador en su conjunto abandonó a tres civiles inocentes y pese a ello todo sigue igual, solo que con las banderas a media asta, la ratificación en sus cargos de los ministros encargados de solventar el tema, un escueto llamado a la unidad nacional y el infaltable luto oficial.