Por El Duida
Tal como ocurrió con los médicos,
el Gobierno Nacional emitió otro certero agravio, esta vez al gremio
periodístico ecuatoriano, tras recibir la propuesta del actual ministro de
Trabajo, Raúl Ledesma, de implementar la modalidad contractual de pago ‘por nota’
o ‘por día’.
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Raúl Ledesma, ministro de Trabajo |
Estas declaraciones las realizó
Ledesma, el jueves anterior, luego de que el presidente de la Asociación
Ecuatoriana de Radiodifusión (AER), Roberto Manciati, se quejó de que hay
medios de comunicación que no pueden contratar a periodistas con título, debido
a que el salario básico bordea los USD 900. Las declaraciones las hizo en la
Comisión de Derechos Colectivos, que trata las reformas a la Ley de
Comunicación.
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Roberto Manciati: Presidente de AER |
El alto funcionario está
dispuesto a acoger dichas sugerencias debido a que “las modalidades
contractuales actuales no funcionan para ciertos sectores productivos como para
este caso específico de la comunicación”.
Aquella propuesta resulta, a mi
criterio, descabellada, ridícula en su sustentación y denota una completa
ingenuidad y desconocimiento del oficio periodístico.
Las notas periodísticas, por
pequeñas e insignificantes que parezcan, no se cogen de las copas de los
árboles, desperdigadas por la calle o por el azar… Ya sea en la coyuntura o no,
demandan de un trabajo de planificación, en coordinación con los editores y
jefes de cada sección de un medio de comunicación. Luego, dependiendo del
trabajo, se requiere de investigación: empaparse de los hechos, acudir a las
fuentes, contrastarlas, recabar antecedentes, presentar datos, cifras,
estadísticas… para luego sí, sentarse a redactar las noticias, en el menor
tiempo posible con precisión y claridad.
En el mundo de la prensa escrita,
por citar un ejemplo, los periodistas no solo deben escribir, sino ubicar las
noticias e imágenes en las páginas prediseñadas de los periódicos; esperar la
corrección y estilo; ingresar los cambios y esperar la aprobación final de la
página por parte del editor, hasta que entre en el proceso de impresión y, a la
vez, subir las noticias a los formatos y plataformas digitales. Elaborar una
noticia requiere de un proceso arduo de trabajo organizado, continuo y
dinámico. Sería injusto y atentatorio que estos procesos sean obviados y
reducidos al pago de una ‘nota entregada’, o por ‘un día’ de labor.
A más de cerrar las páginas
designadas (por lo menos, una o dos diarias), en las salas de redacción, cada
periodista debe presentar propuestas de temas, realizar reportajes especiales
(uno por semana) y entrevistas a personajes destacados. Todo esto representa un
plus que cada comunicador está obligado a hacer.
Dicha propuesta también
contribuye –peligrosamente- a una regresión de derechos y a la precarización
laboral de la que siempre el gremio periodístico ha estado expuesto. De no ser
por los cambios efectuados por el anterior Gobierno, muchos periodistas todavía
seguirían percibiendo USD 300 y una libra de arroz y de azúcar para pasar el
mes. Y eso muchos no lo reconocen.
Cabría también preguntarse si los
dueños de los medios -por muy comunitarios, radiales o pequeños que sean o se
crean- nos van a pagar por ‘nota publicada’ o ‘nota entregada’, o ¿a qué
consideran que sea el pago de un ‘día de trabajo’?: ¿a las ocho horas o al
promedio de 16 horas que día a día entregan cientos de periodistas (y sin
derecho a horas extras) en los distintos medios de comunicación?
La reacción en redes sociales no
se hizo esperar: en Twitter muchos comunicadores alzaron su voz de protesta con
las etiquetas #PrensaUnidaPorSalarioDigno y #SalarioDignoSoyPeriodista. Pero
estos reclamos siempre serán insuficientes ante un Gobierno que se ha dedicado
a imponer sus ‘políticas’ y ‘reformas’ por encima de la Constitución y las
leyes.
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