TOMADO DEL DIARIO EL TELEGRAFO
Thierry Meyssan es un activista político francés y periodista, autor de varios libros. Su investigación sobre la milicia del Frente Nacional provocó un análisis parlamentario y luego una ruptura en el partido de extrema derecha, en Francia. En el encuentro de La literatura de la contrainformación, que se realizó la noche del pasado miércoles en la IV Feria Internacional del Libro de Venezuela, se atrevió a afirmar que Noam Chomsky, lingüista y analista político, esconde siempre en sus libros verdades del sionismo. Además sostuvo que la estructura de la inmediatez de la información, la voracidad de la primicia, construye un sistema que privilegia al oficialismo, no permite verificar fuentes a los periodistas y así convierte a la información en simple mercancía y no en un bien social.
¿Existen muchos medios de comunicación pero estamos desinformados?
Sí, porque el sistema de la información se ha transformado en una industria adaptada a la ley del capitalismo. El dinero necesario para esta industria es cada vez mayor. Esto provoca sistemas de concentración monopólicos.Tenemos a grandes cadenas que responden a grandes capitalistas. Y pequeños medios que sin querer son parte del sistema. Ese desequilibrio favorece a la desinformación. Según estudios de ciencias sociales esto ha permitido afinar técnicas de manipulación. Forman a comunicadores jóvenes en esos procesos…
Grandes cadenas responden a grandes capitalistas. Hay pequeños medios que sin querer son parte del sistema
¿Cómo los forman?
En esa estructura en que trabajan los periodistas. Por ejemplo, las cadenas de radio y televisión tienen 24 horas de informaciones inmediatas. Quieren anunciar eventos y acciones lo más rápido posible. Esta forma de trabajo es el peligro más grande para la democracia. Si yo quiero difundir las noticias dos segundos antes que mi compañero de otro medio, me prohíbo cualquier posibilidad de verificación. Esa es la negación misma del periodismo. La información de las cadenas es repetida por estaciones más pequeñas.La mayoría de periodistas, de medios tradicionales, solo quiere trabajar en su profesión
¿Por qué pensar en una red perversa que quiere difundir falsas informaciones?
No dudo de la fuente ni de la buena voluntad de quienes trabajan en los medios, pero creo que la estructura hace que sean partícipes de una situación donde se difunde la mentira. Es como un virus que se propaga.
¿Cree que los medios públicos pueden ser una opción en ese proceso, estando tan cerca de los gobiernos?
En Europa, en el pasado, pensábamos que los medios públicos servían a los intereses del Estado y que era preferible tener medios privados.En teoría eso es cierto. Pero al mismo tiempo ellos pueden tomar un camino democrático, pueden hacer muchas cosas sin estar controlados por el Estado. Tienen la posibilidad, el sustento económico para no depender tanto de la publicidad. Entonces...
¿Cuál sería la opción para estar informados?
Hay que liberar el trabajo del periodista y eso va más allá de que trabaje en medios públicos o privados, no hay duda. De nuestra propia parte hay que luchar contra esta estructura. Estoy seguro de que los comunicadores no pueden estar felices con el sistema en el que vivimos.Se repiten mentiras evidentes como que Irak tenía armas de destrucción masiva, eso se dijo durante semanas y cuando se comprueba lo contrario se transmite una nota y se aborda enseguida otro tema. La Unesco, institución que en los años setenta se planteó el problema de la inmediatez de la información, vuelve a retomar el tema porque los procesos de difusión de la información definitivamente no mejoraron.
Galo Betancourt
gbetancourt@telegrafo.com.ec
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