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miércoles, 3 de junio de 2009

LA MEJOR MEDICINA ES LA QUE PRECAVE



Por Pedro Martínez Pírez

Publicación original en http://moncadalectores.blogspot.com/


PEDRO3.jpgEl más universal de los cubanos, José Martí, quien figura con letras de oro en la historia de Nuestra América, dijo con palabras proféticas que “la mejor medicina no es la que cura, sino la que precave”, y ese principio ha guiado en los últimos cincuenta años la política sanitaria que ha convertido a Cuba en un verdadero bastión de la Salud Pública mundial.

Y así lo pudo proclamar recientemente en Ginebra, Suiza, el ministro cubano de Salud Pública, doctor José Ramón Balaguer Cabrera, cuando en el período 62 de sesiones de la Asamblea Mundial de la Salud, informó con legítimo orgullo que la Mayor de las Antillas, a pesar del bloqueo económico de los Estados Unidos y del paso destructor de tres huracanes pudo culminar el pasado año con una tasa de mortalidad infantil de 4 coma 7 por cada mil nacidos vivos y una expectativa de vida de 77 coma 97 años.

Y no se trata de un milagro, sino de los frutos de una firme voluntad política del gobierno cubano de hacer accesible y gratuita la atención en salud, invertir en la formación creciente de recursos humanos, el desarrollo y dominio de los avances científico-técnicos y en una gran movilización social en tareas de promoción y prevención sanitaria.

En los indicadores de mortalidad infantil pueden apreciarse los significativos avances de la salud pública cubana, pues en 1959, al triunfo de la Revolución la tasa era de más de 60 por cada mil nacidos vivos y el país carecía de un sistema nacional sanitario accesible para toda la población.

A lo largo de cinco décadas el gobierno cubano hizo de la Salud un derecho humano básico, universal y gratuito, y a partir del Servicio Médico Rural, y la creación de áreas de Salud y policlínicos en todas las provincias y municipios, estableció un programa de atención materno-infantil con cuarenta subprogramas dedicados a los cuidados a las madres y los niños.

El programa abarca desde la vacunación contra 13 afecciones prevenibles, el control de las enfermedades diarreicas, la reducción del bajo peso al nacer, la detección del cáncer cérvico-uterino, de mama y de la infancia, detección prenatal y en los recién nacidos de dolencias congénitas, que incluye una red de Cardiología Pediátrica, hasta la atención y dietas a los niños con enfermedades crónicas.

Todo ello en medio de las dificultades y carencias materiales provocadas por la política hostil de un país poderoso que no pudo sin embargo proclamar como lo hizo Cuba, en Ginebra, la existencia de un modelo exitoso de atención sanitaria ni tampoco la práctica de la solidaridad internacional en el campo de la Salud, mediante la formación de decenas de miles de médicos de naciones del tercer mundo.

Como lo han reconocido la Organización Mundial y la Oficina Panamericana de la Salud, Cuba ha cumplido con muchos años de antelación los objetivos del milenio en este campo, donde se expresa de manera inequívoca la esencia humanista del sistema social y político de las naciones.

Desde Radio Habana Cuba les habló el periodista Pedro Martínez Pírez.

(ALER – Junio 3/09)

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