ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives" ESCRIBE CON ROJO "Si no vives como piensas, terminas pensando como vives"

lunes, 15 de junio de 2009

Libertad de expresión: ¿quién la respeta?

Por: Edison Pérez

“Al periodismo le corresponde registrar los hechos
tal como se producen y, en otros espacios
claramente definidos, analizarlos y
opinar sobre ellos”.
Rubén Darío Buitrón

En estos dos últimos años (2007 – 2009), los medios de comunicación y los periodistas se han convertido en el centro de atención de los ecuatorianos, especialmente por todos los calificativos que han recibido por parte del presidente Rafael Correa, a decir de Emilio Palacio, desde el 15 de enero del 2007 fecha en la que “comenzó su campaña contra la libertad de expresión”[1].

Existen casos emblemáticos como: la demanda al Diario La Hora por desacato contra la majestad de la Presidencia de la República; echó a Emilio Palacio de la cadena radial de los sábados realizada en el Palacio de Carondelet; calificó de mediocres, majaderos y mentirosos a varios periodistas (Alfonso Espinosa de los Monteros, Jorge Vivanco, Teresa Arboleda); tildó de “gordita horrorosa” a Sandra Ochoa de diario El Universo; llamó “bestias salvajes” a los periodistas, etc. Todos estos epítetos se han convertido en la bandera de lucha de algunos comunicadores, en especial, los de televisión como son Carlos Vera y Jorge Ortiz, que tampoco se salvaron de la forma particular de adjetivar del presidente Rafael Correa, los llamó: “los pitufos” el 27 de mayo de 2007.

Dado este sin número de acontecimientos discursivos por parte del Primer Mandatario, en la prensa ha provocado diversas reacciones, sin embargo, estas afianzaron las “huellas del poder”
[2] y también visibilizaron un tema del que no se habla o reflexiona, sino en la medida en que se afecta los intereses tanto de los periodistas como de los medios para los cuales trabajan: la libertad de expresión.

Pero qué se entiende por libertad de expresión: el derecho de todo ciudadano a decir lo que piensa, a expresar su posición ideológica, política, religiosa y cultural. Esta libertad es connatural al ser humano, es irremplazable e inconfiscable.

Este derecho es tan importante que en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se plantea que: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”
[3].

De igual forma en todo sistema democrático está estipulado este derecho, en el caso ecuatoriano en la Constitución, recientemente reformada y aprobada, consta en el Capítulo sexto, artículo 66, literal 6: “Se reconoce y garantizará a las personas: El derecho a opinar y expresar su pensamiento libremente y en todas sus formas y manifestaciones”
[4].

Sin embargo, la libertad d expresión, término tan manoseado y defendido, no da la pauta ni ampara el insulto procaz ni la diatriba, peor aún la denigración de una persona. En este sentido la labor del periodista no es insultar sino informar, y criticar cuando se deba y con los argumentos suficientes que sostengan su postura.


Si bien es cierto, la información que los medios de comunicación presentan a la sociedad es una muestra epidérmica de la realidad, que permite tener una noción de los acontecimientos “más relevantes”, es también materia prima para investigaciones. Un periodista no se puede dar el lujo de publicar una noticia sin antes haberla trabajado, es decir, se debe cumplir con la máxima de este oficio: verificar y contrastar.


“…el compromiso con la verdad vendrá de quién se acerque a la realidad críticamente, esto es sin prejuicios, de modo que pueda ver lo que hay, analizarlo, contarlo y explicarlo”[5]
.

Hay que reconocer que el presidente Rafael Correa tiene un fuerte temperamento y mucha pasión en su discurso, esto le ha costado varios inconvenientes y creo que debe hacer un examen de conciencia a fin de rectificar la forma de decir las cosas, pero esto no quiere decir, de ninguna manera, que su accionar discursivo haya puesto en riesgo la libertad de expresión. Por su parte, la prensa también debe realizar una autocrítica para que puedan reconocer sus errores y enmendarlos. Esto permitirá, tanto al Gobierno, centrase en sus obligaciones prioritarias: gobernar; como a la prensa a la suya: informar.


[1] Palacio, Emilio. El libro blanco de las BESTIAS SALVAJES. La polémica de libertad de expresión con Rafael Correa. Guayaquil, Ecuador, 2008. Pp. 19.
[2] Foucault, Michel. Microfísica del poder. La piqueta. Madrid, España. 1979. Pp. 144.
[3] Esta declaración fue tomada de http://www.un.org/spanish/aboutun/hrights.htm.
[4] Constitución de la República del Ecuador. Capítulo 6, Articulo 66, literal 6.
[5] Agejas, José Ángel, Serrano Oceja, Francisco José. Ética de la Comunicación y de la Información. Ariel, Barcelona, España. 2002. Pp. 18. (La cursiva y la negrilla es mía).

1 comentario:

  1. A estas alturas del partido ni la prensa ni el gobierno van a seder y tampoco creo que rectifiquen lo que se ha dicho hasta el momento... como dijiste la libertad de expresión se ha manoseado tanto que ni los mismos medios de comunicación saben cuándo y cómo usarla hasta el punto de perder repaldo y credibilidad de la gente...

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